Sigamos poniéndonos griegos, atasquémonos de Grecia y sus clásicos hasta que nos indigesten sus tragedias por excelencia, sus redundancias en el lenguaje poético y sus historias sangrientas. Digiramos el espeso banquete en nuestras teatreras entrañas nutriéndonos de lo eterno y defecando aquello que las avejenta.
Leamos clásicos para hacer teatro que atente contra los cánones establecidos, para intentar y seguir intentando hasta la demencia contar historias que sean igual de eternas, pero más novedosas.
Bienvenidos al banquete.
Edipo Rey
Antígona
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